martes, 1 de julio de 2014

Líneas rojas


Hace unos días un buen amigo me decía de forma seria, indignada y lacónica que "el PSOE no tiene líneas rojas", podríamos encontrar formas de matizar la expresión pero no pasarían de ser meras excusas del tipo son líneas difusas, cada vez son menos líneas, las líneas se han ido perdiendo para hacernos más modernos, ponerse líneas es acotar demasiado al partido... todas ellas intentan justificar la situación pero acaban siendo una afirmación de la queja de mi amigo.
Hoy mismo en el Parlamento Europeo se ha vuelto a sobrepasar una línea roja, acción que no por prevista deja de ser indignante, en concreto los representantes del socialismo europeo, incluyendo a los españoles, han accedido a pactar los puestos que presiden el hemiciclo colocando a su cabeza de lista Martin Schulz como presidente, a cambio el popular Junker será el presidente de la Comisión Europea. Este acuerdo afecta a otros cargos, como el de vicepresidente del Parlamento Europeo que quedará en manos del expresidente de la Región de Murcia y una de las referencias del Partido Popular, Ramón Luis Valcárcel.
Algunos ven en este acuerdo un simple pacto por ofrecer estabilidad a las instituciones comunitarias, pero daba la sensación durante la última campaña europea que lo que se proponía desde el socialismo europeo no iba a ser para nada compatible con los políticos conservadores. Pues bien, el PSOE ha apostado por un presidente de la Comisión de derechas y veremos si no se traga el sapo de tener que apoyar a Arias Cañete como comisario europeo. Si había un acuerdo ya cerrado (los resultados eran previsibles) antes del proceso electoral lo coherente hubiera sido decirlo en campaña, y no haberlo hecho fue sobrepasar una línea roja; si, por el contrario, el pacto se ha cerrado partiendo desde cero tras las elecciones es traspasar esa misma línea, incumpliendo no ya una promesa, sino el mantra del "no somos lo mismo". Quizás hubiera sido mejor proponer un acto de rebeldía y demostrar con hechos desde el socialismo español que ese camino del pacto con la derecha es un camino que solo ha servido para dejar campo libre a quienes han destrozado con sus políticas y la excusa de la crisis buena parte de la cohesión social del sur de Europa, incluyendo España.
No hace mucho asistíamos a la votación en las Cortes Españolas de la abdicación del Rey Juan Carlos I. Y de nuevo volvíamos a cruzar la línea roja de nuestros propios principios y no solo los lejanos. El PSOE tiene raíces republicanas dicen algunos, pero en realidad en la Conferencia Política realizada hace más bien poco, pasado noviembre, se reiteraba la reivindicación de la "la tradición cultural y política republicana" aunque también afirmaba que no se veían motivos para abandonar el consenso de la Transición. La pregunta que me hacía antes y me sigo haciendo ahora es ¿en qué quedamos? Si somos los somos y si no, pues no. Lo que no es normal es trazarnos la línea a saltos para poder sobrepasarla cuando nos dé la gana, que en este asunto es nunca. Muchos socialistas estaban aturdidos cuando sabían que su partido tenía que votar un sí o un no (y por mucho que algunos se escuden en que la pregunta era tal o cual, todo el mundo sabe el significado real que se podía dar con la respuesta), esos socialistas veían un problema ¡a perro flaco...! ¡en menudo momento ha abdicado el Borbón! Otros veíamos el tema como una oportunidad para hacer un ejercicio de reflexión y, al mismo tiempo, de cambio de rumbo. El PSOE necesita eso: un verdadero cambio de rumbo que sea perceptible en la sociedad y no basta con una cara nueva.
Podríamos seguir hablando de líneas rojas que no existen o que se sobrepasaron: la aprobación del cambio constitucional siendo promotores de una de las acciones legislativas más vergonzosas de la historia socialista española, el permanente compromiso verbal con la escuela pública y mientras tanto la cesión de terrenos en muchos ayuntamientos y comunidades con gobierno socialista para hacer escuelas concertadas, el indulto al banquero Sáenz, el permanente trajín con la laicidad del estado al tiempo que se mantuvo el Concordato con el Vaticano, reformas económicas y fiscales de dudoso gusto progresista, la tibieza y tardanza en la respuesta con algunos asuntos de corrupción,... y podríamos seguir hablando de las líneas rojas que se superan a diestro y siniestro en el día a día del interior del partido y sus agrupaciones.
Los candidatos a la SG deben pensar en ello y en vez de hacer tantas propuestas más cercanas a las de un candidato a la presidencia del gobierno tendrían que marcar las líneas para el modelo de partido y desde ese modelo construir propuestas. No vale con derogar leyes rajoynianas porque ninguno las queremos, hay que crear un proyecto de rearme ideológico desde la izquierda, con respuestas reales y que se cumplan, que sean claras y que no pasteleen con lo que criticamos en el atril del mitin y que luego se acaba haciendo desde el escaño. Todo pasa por trazar esas líneas rojas que no tenemos, tenerlas claras, y gobernar con quien decidan los ciudadanos, primero en primarias abiertas y luego en las elecciones generales. 

1 comentario:

  1. En tu articulo queda absolutamente claro el porqué los socialistas "estamos más liados que la pata un romano."
    Somos republicanos, pero admitimos la monarquía y hasta la defendemos.
    Somos de izquierdas pero votamos a Juncker en la comisión europea.
    Hacemos campaña diciendo que no habrá alianzas con la derecha, y las hacemos.
    Somos laicos, pero bueno... la iglesia no se toca. Incluso aumentamos su presupuesto y mantenemos los acuerdos.
    Somos de izquierdas pero priorizamos los intereses del capital contra los de los más débiles.
    Estamos contra los indultos, pero indultamos a un banquero.
    Y así podríamos seguir...
    Aquí lo único rojo que veo, es el fondo de pantalla de tu blog.
    Gracias. Es una buena reflexión que comparto.

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