Imaginemos a uno de los 4.000 trabajadores de las empresas del Presidente de la CEIM y vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández; imaginemos a su lado al mismo señor Fernández. Comparemos sus sueldos. Muy posiblemente el trabajador "X" será un mileurista y su presidente alguien al que sus ingresos le dan para "pagar a los empleados y hacer algunas cosas que me gustan". Entre las cosas que le gustan al señor Fernández está la de tener un centenar de coches de época (Maseratti, Mercedes, Volvo,...), entre las que le gustarían a su empleado está la de tener un coche, aunque sea de segunda mano, y poder pagar el seguro, la gasolina,...
Imaginemos que el señor Fernández deja claro su ideario económico diciendo que hay que pagar mucho menos por despedir a su trabajador, imaginemos a su trabajador viviendo en la cuerda floja del fin de mes. Imaginemos al señor Fernández pidiendo que se regule el derecho a huelga y que se acabe con los "privilegios" de los sindicatos que intentan que el convenio colectivo de su empresa contemple horas de descanso, un sueldo más decente, permisos,... dignidad para su empleado "X".
Viñeta de Miguel Brieva. "No hay nada más tonto que..." |
Imaginemos que el señor Fernández se dice licenciado en empresariales tras tardar ¡doce años! en sacarse la carrera, mientras el hijo de doce años de su empleado no sabe si va a tener colegio público en su barrio. Imaginemos al señor Fernández viendo, ensimismado, las 25.000 botellas de su colección, imaginemos a su empleado contemplando la nevera de su casa vacía de botellas de leche.
Imaginemos a don Arturo buscando una nueva concesión a sus empresas en el Boletín Oficial del Estado (curioso que un hombre que no cree en el estado viva de sus concesiones), imaginemos a su trabajador "X" sin que ningún boletín publique ayudas a la dependencia de su madre o a los estudios de sus hijos.
Imaginemos que al señor Fernández le obsequian con el concierto de un nuevo colegio privado, imaginemos a su empleado que, como arriba dije, sin colegio público acaba llevando a su hijo al colegio del señor Fernández pagando el uniforme, unas extraescolares obligatorias y con una enseñanza como Dios manda.
Imaginemos que el señor Fernández decide que su empresa no renueva su concesión en el centro de trabajo en el que está su trabajador "X". No tendrá que pagar nada por su despido porque el señor Fernández vive de las concesiones y contratos en los que hay subrogación del personal. Imaginemos al trabajador "X" viviendo a base de vaivenes e inseguridad laboral, la misma inseguridad que hace cada vez más rico al señor Fernández.
Imaginemos que el señor Fernández y el trabajador "X" votan al mismo partido.